Algunos de los síntomas más frecuentes:

Sofocos: Se produce una vaso dilatación cutánea, con sensación de calor que asciende desde el tórax al cuello y a la cara, acompañadas de enrojecimiento cutáneo y sudoración profusa. Los calores pueden ser muy leves o lo suficiente fuertes como para despertarte. Luego se pueden acompañar de escalofríos al retornar la temperatura a su estado habitual.

Su frecuencia y duración son variables (desde unos segundos hasta una hora), son más frecuentes durante la noche, y se acompañan de una sensación de malestar indeterminado. Pueden aparecer unos años antes que la menopausia y durar hasta unos 5 años después, aunque su intensidad va disminuyendo con el paso de los meses.

También  puede haber otros síntomas como palpitaciones, insomnio, cefalea, sudoraciones, vértigos, etcétera.

Mi propuesta es: No pelearse con los sofocos.

Sé que son incómodos, que nos obligan a despojarnos de camisetas y abrigos, que a veces nos ponemos coloradas, o nos suda el bigote pero….. hasta que empiecen a dar resultado las medidas que tomemos (ejercicio, alimentación, fitohormonas,….) Mejor pensar que esto no es un castigo, que estamos en un proceso de cambio y que cada sofoco nos regala un momento de presencia en nuestro cuerpo, pecho y corazón.

En la alimentación:

Sería bueno evitar alimentos que produzcan flema como: azúcar, pan blanco, pastelería refinada, sal, harinas refinadas, fritos, especias picantes, café, alcohol, tabaco, grasas saturadas, carne roja, …

Tomar alimentos ricos en Qi:

Cereales integrales, preferiblemente biológicos tipo mijo, cebada, arroz, trigo sarraceno, quínoa, pasta integral. Legumbres, fruta de temporada, huevos, lácteos no grasos, frutos secos, algas, sésamo, alfalfa, germinados….