En muchas ocasiones nos planteamos que es lo que nos mueve hacia la búsqueda de “algo diferente” que nos pueda ayudar a vivir más felices.
 
Momentos de consciencia en los que decidimos que, la realidad que vivimos por alguna razón, no es la que queremos, que no hemos alcanzado aquellos sueños en los que apoyábamos nuestra fuerza para seguir adelante.
 
Para ejemplificar lo que quiero decir, podría servir esta conversación interior que a algunos nos resultaría tan familiar:
 
¿Qué me pasa que no estoy contenta? Y por otro lado, …. no me puedo quejar. A cualquiera que se lo cuente, tengo trabajo, con lo difícil que está hoy!, un marido cariñoso y trabajador, unos hijos estupendos y hasta el perro es de “marca”. Entonces…. que me ocurre que no estoy satisfecha?
..¿quien dijo que esto no es una buena vida? Y aún así, no me encuentro feliz…¿tengo derecho? ¿me merezco algo mejor? Las cosas no me salen tan perfectas como quiero y aunque intento controlarlo todo…. siempre algo sale mal.”
 
Una conversación como esta la podríamos tener cualquiera de nosotros, con los matices que queramos poner: personas solas, acompañadas, con altos cargos en empresas, con negocios, … y lo que pone de manifiesto es que “algo” no marcha, … En el momento en que decidimos que algo cambie, y nos empeñamos en ello, nos comprometemos con hacerlo posible, con aprender, entonces estamos preparados para seguir un proceso de coaching.
¿Que es el coaching entonces? Para que sirve?
 
Cuando somos conscientes de que la forma en que hemos actuado hasta ahora nos lleva una y otra vez al mismo punto, al mismo lugar no deseado… estamos dando un paso de gigante.,Tomar consciencia es un gran paso hacia el cambio, siempre que no nos quedemos ahí, el siguiente paso es, HACERLO realidad.
 
El Coaching, se puede definir de muchas formas, para mi, es un proceso en el que un profesional nos acompaña en nuestro camino para conocernos mejor, para descubrir nuestras fortalezas o características personales que, nos ayudan a hacer ciertas cosas sin esfuerzo, con ganas e ilusión y que nos van a permitir hacer las que, hasta el momento no hemos conseguido.
 
Recuerdo la primera vez que oí la palabra fortalezas, me quedé un buen rato pensando, cuales serían las mías?
 
En la búsqueda de dichas fortalezas hice cursos de comunicación, cursos de oratoria,…y desde luego que mejoré en esos aspectos, el aprendizaje siempre es importante pero, tengo que reconocer que lo hice más por obligación, que por convencimiento. Así que, no disfruté del proceso de aprendizaje tanto como me hubiera gustado. Lo que realmente me ayudo a conocer mis “fortalezas” fue haber seguido un proceso coaching. (aprovecho para agradecer a mi coach, su profesionalidad y compromiso).
 
El coaching me permitió distinguir entre lo que me mueve, lo que me impulsa, me entusiasma y lo que no me gusta. A partir de ahí, el reto fué aprender a entusiasmarme con el camino que recorremos hasta que alcanzamos nuestra meta, que por otro lado, puede cambiar a lo largo del proceso..
 
¿Que ha cambiado? A lo largo del camino he re-conocido qué situaciones, sensaciones, olores, colores, creencias gestos….. me dan fuerza, brío, entusiasmo, espontaneidad, alegría y !caramba! Resulta que esas son mis fortalezas!!!! esas situaciones, emociones, olores, sensaciones, evocaciones…etc me hacen sentir que soy capaz y que puedo hacerlo… He aprendido a no pelearme con los miedos, tristezas, y otras emociones a menudo paralizantes. He aprendido a reconocerlos, tomarlos y con ellos avanzar.
Una amiga me dijo una vez algo que me ha servido durante mucho tiempo “Aunque hay situaciones que me dan miedo, he aprendido que si lo reconozco, no me peleo con él, sino que tomo lo que me aporta como estado de alerta y lo guardo en un bolsillo imaginario, puedo seguir adelante y abrirme a las oportunidades de la vida”.
 
Alguien podría decir: “vaya moto que me están vendiendo!, así que hago un proceso de coaching y la vida se vuelve de color de rosa!, lo consigo todo sin el menor esfuerzo…….Ja, ,,,Ja.
 
Nadie dijo que las cosas no requieran esfuerzo, lo que quiero decir es que, a través del coaching podemos “conocer- nos” un poco más, analizar las situaciones desde otros posibles puntos de vista y, poco a poco ir caminando hacia la transformación personal que nos acerca un poco más a la excelencia, el agradecimiento, a conseguir cambios extraordinarios en nuestras vidas, sea a nivel profesional, personal, emocional…. El papel que hace el coach aquí es el de servir de “catalizador” del proceso.
 
En el coaching, lo diferente, es aprender a utilizar nuestros propios recursos para, conseguir lo que para cada uno es importante y, que por el hecho de ser nuestros, pueden ser mucho más potentes que cualquier “método” que nos enseñen sobre como harían las cosas otras personas de éxito.
 
Creo que el conocimiento de las emociones que nos mueven, las que nos hacen ir más despacio e incluso nos paralizan, nos permite reaccionar mucho antes ante las situaciones que nos producen estrés.
 
Rafael Echevarría sostiene que “para comprender la acción humana, debemos prestar cuidadosa atención a nuestra vida emocional. Postulamos que nuestras emociones son determinantes básicas de lo que podamos o no lograr en los dominios del trabajo, aprendizaje, sociabilidad, espiritualidad, etcétera. Nuestra vida emocional es un factor crucial en cada esfera de la acción humana” (ontología del lenguaje, Rafael Echevarría).
 
Cuando hablamos de las emociones, también hablamos de cómo estas afectan a nuestras acciones, a cómo nos movemos y, no quiero dejar pasar la relación que éstas tienen con nuestro cuerpo y salud.
 
“El cuerpo expresa cómo nos sentimos, aún antes que pueda surgir cualquier palabra”.
 
Con cada emoción estamos generando un nivel vibracional en nuestro cuerpo (células) que afectará a nuestros huesos, músculos, órganos… mostraremos una forma diferente de movernos, (con ligereza, pesadamente, doloridos,…
 
Y aquí de lo que estoy hablando es de la importancia que tiene para “nuestra salud física y mental” que se produzca ese cambio de emoción. Cuando conectamos con una emoción, la rabia, la alegría, la tristeza,… nuestro cuerpo cambia, nos retraemos de la acción o vamos hacia ella. Podemos promover el cambio a través del movimiento, de un masaje, de un baño…..de mil maneras, que afortunadamente podemos aprender a conocer.
 
A que nos referimos cuando hablamos del manejo de las emociones?
A menudo hablamos de “reprimirlas”, y sin embargo ¿no sería más útil reconocerlas mental y físicamente, y desde ahí iniciar la acción?
¿que pasaría si una vez reconocido que esa tarea pendiente que no nos gusta, nos aburre, nos asusta la hiciéramos más fácil? Con el coaching lo que buscamos es que esto suceda.
.. piénsalo…
 
Hipócrates
Tus fuerzas naturales las que están dentro de tí serán las que curarán tus enfermedades
 
Publicado en Espacio Humano, Octubre 2011