Hace ya unos meses que me siento muy afortunada por sentir y disfrutar del silencio. Ese silencio interior, que para mi significa mantener la mente en calma, en el presente sin más.

Cuando empecé a meditar, hace ya unos cuantos años, deseaba alcanzar la capacidad para mantener ese silencio interior, relajando la mente y el cuerpo. Es cierto que con la práctica y constancia, poco a poco, conseguía algún minuto más de silencio mental durante los ratos que dedicaba a centrarme en mi respiración, sentada en mi cojín.

Eran momentos mágicos, realmente gozosos, tanto que, me generaban un deseo constante de reproducirlos, como una adicción. Cuanto más los buscaba, los deseaba….. el resultado era más efímero y a veces, inexistente. Estaba claro, la ansiedad por reproducir un estado mental de paz, de nuevo las expectativas, las prisas por alcanzar objetivos rápidamente.

Eso no funcionaba conmigo, y decidí que era mejor dejar las cosas fluir y permitir todos los estados. NO esperar el momento mágico de la mente en calma, en silencio total. PERMITIR que ese ratito de paz llegara, si era eso lo que tenía que ocurrir.

Creo que la rutina diaria de meditar es básico y favorece que lleguen estos momentos de silencio, de calma. Para mi, ha sido fundamental dedicarme ese ratito, y os aseguro que al principio me costó. Mi casa es pequeña y está muy viva. Así que no me queda más remedio que levantarme una hora antes que mi familia para encontrar mi espacio.

Disfruta de tu momento mágico: Meditando

Encuentra tu espacio y respira, la magia llega cuando menos te lo esperas.

Y luego me lo cuentas….