Hasta el momento he venido atendiendo a clientes que se comprometían co procesos largos, con una duración de entre 4 y 10 sesiones, y tengo la alegría de haber sido testigo de los cambios tan importantes que las personas consiguen, es ESPECTACULAR.
 
Sin embargo, últimamente me han surgido varios clientes que quería «probar» esto del coaching y que han comprometido un par de sesiones. Habían leído en prensa y escuchado a otras personas de lo productivo del coaching y bueno…
 
Es cierto que en todos los casos les anticipé la importancia del proceso más largo en el tiempo para sentir y vivir los cambios personales, pero acepté sus propuestas en la idea de que….. porque no? quizá eran apreciaciones mías, no estaba respetando la decisión del otro. Por otro lado, los clientes siempre tienen la opción de abandonar el proceso cuando lo deseen.
 
Ahora, he aprendido que en el respeto profundo de cualquier decisión del cliente, y atendiendo a procesos breves, es necesario el tiempo. Para que? para incorporar la forma diferente en que se ve la vida tras el proceso de coaching.
 
Para que con las acciones con las que uno se compromete le sirvan para entender»se» mejor a uno mismo y conocer»se».
 
Las personas que tuvieron una o dos sesiones, cuando pasó el tiempo, y me pideron continuar con el proceso (2 o 3 meses después), prácticamente se encontraban en el mismo punto que cuando empezamos. Podríamos decir que «las gafas nuevas que el coaching le había proporcionado se le rompieron , cuando estaban practicando el nuevo juego de equipo».
 
El coaching express para mi solo tendría sentido en personas que han vivido un proceso de coaching, en toda su amplitud y plenitud y que, por circunstancias se encuentran en una encrucijada de la que son conscientes no terminan de salir. Ahí, no solo es eficaz, !es la pera!, el aprendizaje conseguido permite que uno pille enseguida lo que necesita cuando el coach le espeja, le pregunta,…