Coaching, la escucha

«La escucha es, sin lugar a dudas, la competencia más importante en la educación humana» Rafael Echevarría
 

Partiendo de esta premisa observamos que, para que se establezca una comunicación fluida es necesario mantener una escucha activa entre los interlocutores. Ello conlleva asegurarnos que, lo que decimos, es escuchado o dicho de otra manera, que la persona a la que va dirigido nuestro mensaje está receptiva al mensaje que ofrecemos. 
Para que esto ocurra, no solamente debería oírnos, pues esto se refiere en gran medida al proceso físico por el cual somos capaces de captar las distintas frecuencias de los sonidos (máquinas, agua, un claxon, etc).El que nuestros interlocutor pudiera repetir lo que hemos dicho, no indica que nos escuchen, una grabadora repite lo que decimos. Es más, precisamente que repitiera con nuestras propias palabras lo que hemos dicho, no utilizando su lenguaje, más bien nos daría muestras de que no escuchó.
Debería estar atento al mensaje y hacer su propia interpretación del mismo.

Cuando escuchamos con toda nuestra atención, utilizamos además del oído, otros sentidos como la vista, el olfato, el contacto, etc. Así, interpretamos el lenguaje oral, percibimos la entonación, la expresión corporal, los gestos, la risa, el contacto con un brazo y, con todo ello, asimilamos el mensaje.

Para entender el mensaje, lo llevaremos a nuestro marco de referencia, es decir, país, idioma, costumbres, vivencias personales etc. y es ahí donde encontrará sentido. No será lo mismo hablar con un niño del sistema planetario que hacerlo con un adulto o con personas de otras culturas. Por eso, si queremos ser escuchados, es importante que, tengamos en cuenta el marco de referencia del otro.

Parte esencial de la escucha es la indagación, es decir, hacer preguntas a nuestro interlocutor que nos permitan verificar que lo que hemos entendido está en línea con lo que nos ha querido trasmitir.

La escucha significa apertura